Obsesiones de un Pipí Chiquito

 

– El otro día dejé el auto en el taller, así que me llevó a mi casa uno de los tipos de ventas.

– ¿Y eso que carajo tiene que ver con el partido que estamos viendo?.

– Idiota, te lo comento porque el tipo es uno de esos pipí chiquito que abundan por ahí.

– ¿De los que parecen un cono de helado por el gimnasio y los esteroides?.

– No, aunque esos seguro también son pinga enana.

– Je, je, je.

– Éste es de los que se les nota que la tienen pequeña porque toda la plata que ganan se la meten al carro.

– Coño, sí. Hay que ser bien imbécil.

– Sí. El tipo tiene hasta un volante Momo. Esa mierda cuesta como trescientos dólares, si lo compras en Estados Unidos. Aquí, seguramente le sacaron un ojo al pendejo ese.

– Lo más triste es que seguro jura que es el rey de la cuadra.

– Sí. Es de los que cree que en la oficina las mujeres hacen fila para estar con él.

– Seguramente después de que alguna caiga se correrá el rumor de que tiene la poronga de un niño.

– Ja, ja, ja. Tal cual.

– Pásame el maní.

– Toma.

– En fin, el tipo se llama Juan. ¿Viste Nueve Reinas?

– Claro, tremenda peli.

– De lo mejor del cine Argentino, si me preguntas.

– Nueve Reinas y El Lado Oscuro del Corazón.

– Otro peliculazo.

– En fin. ¿Viste como al principio Darín le comenta al otro que todos los que se llaman Juan se quieren llamar como otra persona?

– Ajá.

– Bueno, este pibe se llama Juan. Seguro quiere algo más que el nombre de otra persona.

– Ja, ja, ja. Es así.

– Lo peor de todo es que el tipo ni siquiera tiene un buen carro.

– Es lo más común.

– Tiene un Focus de esos económicos.

– No me jodas.

– Sí, pero te podrás imaginar cómo lo tiene.

– ¿Lleno de calcomanías de marcas de neumáticos que nunca va a poder tener?.

– Ja, ja, ja. Exacto. Además, creo que se gastó el aguinaldo completo en un reproductor de DVD.

– Joder, qué mierda más inútil. Un DVD en el auto.

– A menos que tengas niños o seas taxista, yo tampoco le veo razón de uso.

– Lo mismo digo.

– ¿Y las motos?.

– Coño, ¿cómo se me van a olvidar esos mal paridos?

– Los puedes escuchar cuando están a kilómetros de tu casa por las noches.

– Sí, la puta que los parió.

– Si lo tuvieran más grande estarían montando a una mujer, en lugar de una moto.

– Por supuesto. Eso de que la moto te ayuda a conseguir mujer es un mito, yo nunca tuve una.

– Ni yo.

– Los que se la pasan en los gimnasios son la misma vaina.

– Es cierto.

– Para mi, cualquier tipo que se pase dos horas todos los días mirándose en un espejo mientras levanta pesas es gay.

– Totalmente de acuerdo. Disculpa, amigo ¿me traes otra ronda?.

– Si la tuviesen más grande no se pasarían dos horas desarrollando el trapecio.

– Ja, ja, ja. El trapecio. Obvio, o si al menos la supieran usar.

– Claro, no es que uno sea Dirk Diggler.

– No, por supuesto.

– Pero uno sabe su vaina.

– Sí, y si no, al menos no nos obsesionamos con otras cosas.

– Como Ricardo en la Universidad.

– Ja, ja, ja. El tipo debería pasar por lo menos treinta minutos peinándose.

– ¿Cuanto gel gastaría por mes?

– Ni la más puta idea.

– Al final te das cuenta de quienes la tienen chiquita por eso.

– ¿Por qué cosa?

– Porque se obsesionan con algo. Llámalo carros, volantes, pedales, bicicleta, gimnasio, celulares, Blackberries.

– Si la supieran usar pasarían ese tiempo con alguna mujer.

– Probablemente. O tomando cerveza mirando el partido en el bar.

– Exactamente.

– ¡Salud!.

– ¡Salud!.

– Hablamos después, que ya va a comenzar el segundo tiempo.

 

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Todos conocemos a alguién así. Están entre nuestros amigos, compañeros de trabajos, jefes (sin duda alguna) y demás conocidos. La próxima vez que se tope con algún hombre que refleje este tipo de obsesión se dará cuenta. Y mucho cuidado si cree no conocer a alguien con estas características, es muy probable que quien la tenga pequeña sea usted mismo.